Influencias telúricas/cósmicas
Una de las partes de la geobiología, es la que se encarga de detectar las diferentes influencias telúricas/cósmicas que nos rodean. Estas influencias han estado con nosotros desde el principio de los tiempos, hemos evolucionado con ellas y ellas han evolucionado con la tierra y el cosmos, a medida que cambiaban sus condiciones por motivos exógenos (miles de años) nosotros cambiábamos con ellas, o sea, nos hemos ido adaptando a nuestro entorno y nuestro entorno nos ha ido moldeando.
Estos estímulos de naturaleza electromagnética, química, energética, etc., han hecho que los seres vivos nos adaptemos para recibirlos e integrarlos en nuestra biología, llegando a un equilibrio y comunión con todo.
Un proceso de evolución en busca de la armonía entre el cielo y la tierra, entre naturaleza y cosmos, búsqueda aceptada en civilizaciones antiguas, culturas orientales, en tribus “salvajes” de la actualidad y que a la sociedad occidental regida por patrones estratificados socialmente, no es capaz de entender, con lo cual no solo niega la herencia de nuestra evolución, si no que nos lleva por un camino de desapego de nuestra propia esencia y un desvirtuamiento de nuestra dirección vital, y no me refiero a conceptos religiosos, sino a la esencia misma de la vida.
Este conocimiento ha sido utilizado desde siempre por los seres humanos, en construcción de edificios, catedrales, diseño de ciudades, etc., donde hay un punto en común, el aprovechamiento de determinadas influencias cosmotelúricas en un determinado punto o lugar y de un saber consciente sólo para unos pocos.
Elemento aglutinador, el agua.
El elemento aglutinador y diferenciador de estos puntos, digamos que especiales o zonas de concentración de fuerzas telúricas, casi siempre es el agua, elemento indispensable para la vida tal y como la conocemos, digamos que esta agua es como el electrolito de una batería, que a su paso por la corteza terrestre, debido a su movimiento, va generando energía que disipa en formas de campos electromagnéticos, ionizaciones de moléculas, ondas armónicas resonantes, intercambio de información molecular, en lugares alrededor de las vetas de agua, y cuando se dan determinadas condiciones como un nº determinado de vetas, caudal, velocidad del agua y en combinación con cruces de líneas cosmotelúricas, fallas o grietas del terreno (que suelen provocar un aumento significativo de radiaciones, incluida las ionizantes) o diferentes tipos material geológico, provocan que ese punto en especial sea un lugar extremadamente alterado, que influiría directamente en los seres vivos que se encontrasen en el, estos puntos han sido utilizados desde la antigüedad hasta la actualidad como puntos específicos para la construcción de templos o centros de culto en todas las sociedades y culturas mundiales.
Desde la geobiología lo que se intenta es encontrar lugares libres de radiaciones no positivas para la salud, ya sean por cantidad o por cualidad de las mismas, nos centramos en la evaluación del lugar midiendo cuantitativamente las radiaciones de origen artificial, con tecnología creada para ello y detectando las diferentes radiaciones de origen natural. Entre estas radiaciones se encuentran las líneas cosmotelúricas.
líneas Benker
Las líneas cosmotelúricas como podrían ser las líneas Hartmann, Curry, Benker, Peyre, kunnen y más, son canales preferentes de energía, algo así como los meridianos de la medicina china en nuestro cuerpo, con lo cual son líneas de distención o circulación energética de la tierra. Las que están orientadas con el campo magnético terrestre (como son casi todas), se relacionan con la radiación de la tierra y su circulación por la misma, en esta categoría entrarían las líneas Benker, o sea, en la red global y las líneas Hartmann serían una subdivisión de estas.
Las líneas Benker son muy desconocidas y poco estudiadas, fue descubierta por Anton Benker en 1953, teniendo una gran importancia su localización, mucho más que las conocidas líneas Hartmann, su importancia recae, primero en que son líneas de un metro de ancho (+/-), con una estructura cúbica, o sea, posee líneas horizontales a la corteza terrestre y verticales y con unas características de carga y descarga energética, lo cual no significa que te quite o te de “energía”, si no que su frecuencia de vibración, entra en resonancia con determinadas frecuencias de nuestro cuerpo y pueden estimular o deprimir los procesos de actividad cerebral, hormonal, nerviosa, linfática, etc.
Esta frecuencia de vibración y su consiguiente resonancia en nuestros sistemas biológicos, a parte de las diferentes polarizaciones que pueden producir en las moléculas, se dan en todas las radiaciones terrestres, y también en las radiaciones de origen artificial, con características (ya que cada anomalía o línea cosmotelúrica tiene una determinada frecuencia de vibración) diferenciadas según su resonancia en nuestros sistemas biológicos, y en el caso de las líneas Benker, entrarían en resonancia (por lo menos es una de sus características) con las frecuencias de activación del sistema endocrino, induciendo la producción de neurotransmisores anti stress en unos tramos de línea y activación de neurotransmisores de actividad física en otros, o sea, predisposición a la relajación o a la actividad.
Aunque nos pueda servir y ayudar estas característica vibracionales y su resonancia con nuestro organismo ya sea para relajarnos después de un periodo de stress, meditar o para realizar trabajos más tiempo con el mismo esfuerzo, no es recomendable abusar de la estancia en estas líneas y por supuesto estar fuera de sus puntos de cruce ya que sus efectos en la salud se notarían en poco tiempo, y cuyo descubridor relacionaba con la esclerosis múltiple y cáncer (sobre todo en puntos de cruce).
Esta situación ideal o digamos natural, se ve fuertemente afectada e incluso distorsionadas al producirse combinaciones con otras radiaciones telúrico-cósmicas (como pueden ser cruces de otras líneas, líneas o vetas de agua, grietas, cavidades en el subsuelo, etc.) o radiaciones de origen artificial, lo que provoca sinergias que interactuarían con diferentes frecuencias de vibración con la consiguiente aparición de armónicos y su diferenciada resonancia con el organismo.
Junto a las líneas Benker, otras de las radiaciones cosmotelúricas a las que hay que prestar especial atención, son las líneas Curry, más ampliamente conocidas y estudiadas, que estarían relacionadas con las radiaciones solares y su distribución por la corteza y atmósfera terrestre, con su correspondiente frecuencia de vibración, esta frecuencia de vibración entraría en resonancia con nuestro organismo de una manera no positiva, sobre todo en cruces (cualidad extrapolable a las demás líneas cosmotelúricas), produciendo reacciones electroquímicas anómalas en el organismo, e incluso cambio en la información celular de nuestro cuerpo, que provocan problemas de salud cuando su exposición es continuada en el tiempo, por ejemplo en una cama o lugar de trabajo, es de esperar que en tiempos de gran actividad solar su nocividad aumente (como es el caso actual) y en periodos de baja actividad se reduzca.
Decir que la evolución de los seres vivos en el planeta ha sido directamente influida por los condicionantes del medio en el que evolucionaron, y que una de las características, yo diría que de todos los organismos, es la de actuar como una antena para poder captar (por necesidades biológicas) las radiaciones de la tierra y el cosmos, para poder estar en armonía y equilibrio, las ondas Schumann serían un claro ejemplo de ello, y ni que decir tiene que cualquier alteración en la recepción de estas ondas provocan desajustes biológicos (cuando se supera la capacidad de regulación biológica) que degeneran en enfermedad.