¿Está mi casa enferma?
Para entender y resolver esta pregunta, primero deberíamos mirar hacia atrás, y ver la evolución de nuestra forma de vida, la evolución técnica que la ha acompañado y la rapidez con lo que lo ha hecho en relación con nuestra propia evolución biológica.
En este camino hemos cambiado diametralmente nuestra forma de vivir – por lo menos en los países del primer mundo – la de los objetos o necesidades con las que nos rodeamos, siguiendo siempre la ruta de intentar buscar la comodidad, que es una opción legítima pero muchas veces superflua e innecesaria, y como se comentará mas adelante, dañina para la salud, y va desde los emplazamientos de nuestros hogares, donde no se tienen en cuenta las radiaciones naturales (muchas veces al contrario, se aumentan y se hacen mas dañinas aún) materiales de construcción, antes piedra, tierra, madera, yeso, cal y ahora hormigón, hierro, aluminio, plásticos y en general productos sintéticos que generan un nuevo ambiente muchas veces no bio-compatible, haciendo interiores impermeables cargando el ambiente de sustancias tóxicas desprendidas de los propios materiales y de una mala ventilación y circulación del aire, además de pinturas, barnices (antes sustancias y pigmentos naturales y ahora sintéticos con adición de fungicidas, bactericidas, insecticidas, que se han visto obligados a introducir debido a que los ambientes en los que se utilizan fomentan este tipo de infecciones y de vida microbiana no compatible con la buena salud de las personas, plantas y animales), vestimenta y calzado (antes fibras naturales totalmente bio-compatibles y ahora fabricadas con fibras sintéticas que lo que crean muchas veces son alergias, cargas electroestáticas e incluso directamente intoxicación por los productos que se utilizan para su conservación, aunque esto también pasa con fibras naturales no biológicas).
Luego está la nueva tecnología, la electricidad (no olvidemos que la electricidad lleva utilizándose menos de cien años y que el nivel de contaminación causada por esta es cada vez mayor, debido a que cada ves tenemos más aparatos de consumo eléctrico y mayor demanda de esta, tanto para hogares, como para industrias o para servicios públicos, como el alumbrado, tranvías, trenes, metro, etc.), las transmisiones inalámbricas de alta frecuencia, móviles, tdt, radares, wifi, teléfonos inalámbricos, satélites….. (recordemos que esta tecnología se empezó a utilizar masivamente en la década de los noventa, y desde entonces no ha parado de crecer exponencialmente) todas estas fuentes de radiación no se encuentran en la naturaleza y por lo tanto hemos evolucionado sin ellas (recordemos que nuestro cuerpo es una antena, diseñada para interactuar y evolucionar con el medio, que nuestro cuerpo es bio-electroquímico, y que cualquier variación en el medioambiente, no solo local sino mundial, nos va a afectar de una forma u otra). El ruido, los colores, las formas, los olores, van a influir directamente en la comodidad y la buena salud no de nuestro hogar, sino de nosotros en nuestro hogar.
Luego está nuestra alimentación, aunque no tiene relación directa con el síndrome del edificio enfermo (SEE) tiene una relación directa con nuestra salud y también ha tenido una evolución drástica en los últimos tiempos, con la que podemos conseguir alimentos de una forma abundante y constante, con la aparición de productos precocinados, congelados, refrigerados, conservados (antes ahumados, curados, fermentados), de procedencia industrial, con los que tenemos la posibilidad de tener una reserva en nuestra despensa y una comodidad tremenda a la hora de preparar los alimentos, hemos pasado de consumir productos frescos de temporada y locales, a tener todo tipo de productos en cualquier temporada y de cualquier parte del mundo, hemos pasado de tener un medio rural productivo y ecológico, renovable y local, a tenerlo cada vez mas abandonado o explotado de una manera química y muy contaminante tanto para las personas, como para el medio ambiente. Ahora vamos a ver como nos influyen estas radiaciones y contaminaciones medioambientales en nuestra salud, afecciones que se van aceptando como “males comunes” formando parte de la “normalidad”.
- Cefaleas
- Estrés (electro estrés)
- Irritabilidad
- Cambios de humor
- Fatiga crónica
- Insomnio
- Escozor o enrojecimiento de los ojos, lagrimeo, irritación de la nariz y garganta
- Sequedad de piel y mucosas
- Alergias
- Dificultad respiratoria, tos
- Vértigos, mareos, nauseas
- Dificultad para concentrarse
- Hipersensibilidad inespecífica
- Lipoatrofia semicircular
Si bien algunos de estos síntomas son comunes a muchos cuadros clínicos, el diagnostico diferencial viene determinado por el comportamiento de las mismas ya que en general van aumentando a lo largo de la jornada laboral y disminuyen al abandonar el edificio o la casa y desaparecen en periodos vacacionales. Cuando pasa esto, los tratamientos recetados no hacen efecto por mucho tiempo y el problema reaparece. Por eso se ha desarrollado un protocolo de la «Casa sana«. El protocolo de inspección que aplico en mis trabajos (asesoramiento geobiológico) es el que implementa el instituto alemán de la ecología y biología en la construcción (IBN), este protocolo ofrece una visión general de los riesgos físicos, químicos y biológicos encontrados en los espacios que habitamos, sobre todo en dormitorios y lugares de máxima permanencia (donde pasamos varias horas al día). Este protocolo incide en los puntos críticos de nuestro habitad, evaluándolo mediante diferentes categorías y subcategorías. Ofrece directrices sobre cómo llevar a cabo medidas específicas y evaluar los posibles riesgos para la salud. Todos los resultados de las pruebas, los instrumentos de evaluación y los procedimientos están documentados en un informe final por escrito. En el caso de los problemas potenciales, se identifica y se desarrolla una estrategia de rehabilitación efectiva.