EHS (hipersensibilidad electromagnética)

EHS

La percepción de los campos eléctricos y campos electromagnéticos, así como su incidencia o efectos adversos, dependen de numerosos factores específicos y sinérgicos, y varía de una persona a otra. Cuando un individuo sufre una exposición habitual a campos electromagnéticos, sus mecanismos de regulación biológica pueden verse alterados, y como si de una alergia se tratara, reaccionar ante los mismos de forma desproporcionada. Según la OMS, del 1 al 3 por ciento de la población muestra electrosensibilidad y sufre síntomas como cansancio, cefalea, mareos, vértigo, sudoración, irritación cutánea, picor, enrojecimiento de la piel, estrés, taquicardia, hormigueos, insomnio, fatiga, dolor muscular o cambios del estado de ánimo, ante la proximidad habitual a una fuente.

En las últimas décadas, coincidiendo con la omnipresencia de campos eléctricos y ondas electromagnéticas en todos los ambientes, se ha visto incrementado de forma considerable el número de personas que muestran electrosensibilidad, siendo común en personas que padecen de fibromialgia, fatiga crónica o síndrome químico múltiple. (…)

Las sinergias entre hipersensibilidades también la pone de manifiesto el informe BioIniciativa1. En su apartado ELF y exposición a químicos tóxicos, califica de “evidencia” lo efectos sinérgicos de la exposición a sustancias químicas tóxicas y campos electromagnéticos. Esta combinación aumenta el daño en comparación con la exposición única a sustancias tóxicas, afirmación basada en un meta análisis de 65 estudios sobre el asunto. El daño oxidativo, debido a los radicales libres, es un buen candidato para explicar estos resultados, concluye este informe, unos de los mas amplios realizados hasta la fecha sobre los impactos de la contaminación electromagnética en la salud.

El doctor del Hospital Clinic de Barcelona, Joaquim Fernández Solá, apunta como nos puede afectar la comtaminación electromagnética y su incidencia en nuestro organismo:

  • Afectan más a las mujeres que a los hombres
  • Peor en edades extremas: La infancia, la edad de crecimiento y la vejez son los rangos de edad en que más puede afectar.
  • Son más sensibles a las ondas aquellas personas que ya están sensibilizadas también con otros elementos del medio ambiente: asmáticos, personas con pieles atópicas, personas alérgicas al polen..
  • Nuestro organismo tiene memoria: La repetición en el organismo de bajas exposiciones de ondas a lo largo de un tiempo concreto puede hacer que la electrosensibilidad aparezca. No se trata de una exposición aislada que provoca la enfermedad, sino de la acumulación de ondas en nuestro cuerpo.
  • No sirven los tratamientos alternativos: «Tenemos que hacer medicina basada en la ciencia, aunque ahora no haya un tratamiento convencional o alternativo que haya producido mejorías. Ahora las opciones alternativas tampoco sirven y muchas veces lo que hacen es incrementar el coste del tratamiento».
  • Identificar la fuente del problema: «Es necesario localizar la fuente de exposición que genera malestar, ya que muchas veces el trastorno remite en cuanto te alejas de la fuente que lo genera». Tratamientos sintomáticos: «No podemos curar al paciente pero sí mejoramos sus síntomas. También hemos elaborado tratamientos que mejoran la adaptación del organismo a las ondas, aunque a pesar de todo sigue siendo crucial la prevención».

1Carpenter y Sage “key Scientific Evidence and Public Health Policy Recommendations “BioIniciative Report p.572.

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