Investigación en EE.UU. demostró que los recibos de los ATM y cajas registradoras contienen la peligrosa sustancia BPA, la cual llega a la sangre de los consumidores que usan cremas, desinfectantes y bloqueadores solares.
¿Acaba de sacar dinero del cajero automático y, contento por encontrar el depósito de aquella cantidad que le adeudaban, decide comerse unas papas fritas o unos maníes confitados? Cuidado, tal vez se esté llevando del banco no sólo liquidez, sino una hormona artificial. Una hormona que pronto tendrá en su sangre haciendo de las suyas.
Una investigación realizada en la Universidad de Missouri (UM), en Estados Unidos, acaba de proporcionar la primera evidencia clara de que el papel térmico utilizado, tanto en los recibos de cajas registradoras como en los de los ATM, puede ser responsable de los altos niveles de bisfenol A (BPA) en muchos seres humanos.
El BPA “fue desarrollado por primera vez por un bioquímico y testeado como un suplemento de estrógeno artificial», dice Frederick vom Saal, profesor de Ciencias Biológicas en la Facultad de Artes y Ciencias la UM.
Los estrógenos son hormonas femeninas cuyo trabajo consiste en activar o desactivar determinados genes. En la práctica, influyen en los cambios de humor, irritabilidad, depresión de las mujeres, así como en el metabolismo de las grasas, sustancias óseas y el colesterol de la sangre; entre otras muchas más.
En el estudio reseñado, los investigadores testaron a sujetos que se limpiaban las manos con un desinfectante y luego tomaban recibos en papel térmico. Como medida adicional, los sujetos que habían manipulado el papel térmico comieron después papas fritas con las manos. Se les tomaron, a posteriori muestras de sangre y el resultado fue que BPA fue absorbido muy rápidamente, dice vom Saal.
«Nuestra investigación –agrega– encontró que grandes cantidades de BPA se pueden transferir a sus manos y luego a la comida, así como ser absorbidos por la piel». El experto recuerda que la sustancia «exhibe propiedades similares a las hormonas y se ha demostrado que causa defectos reproductivos en los fetos, los bebés, niños y adultos, así como cáncer, enfermedades metabólicas y problemas inmunes en roedores”.
Lamentablemente, el BPA está presente en gran variedad de productos de consumo, lo cual incluye botellas de agua reciclada y desechable, compuestos dentales y resinas que se utilizan en los envases de alimentos y bebidas. Se encuentra, igualmente, en boletos de avión y recibos de cajas registradoras y en el papel térmico en general.
Para colmo, explica vom Saal, «el problema que tenemos es que, como consumidores, usamos desinfectantes, cremas, jabones y protectores solares en nuestras manos, los que alteran drásticamente la velocidad de absorción del BPA que se encuentran en los recibos».
autor
Rodrigo Lara Serrano
Fuente: América Economía